En la juventud la meta está en la lucha, en la cumbre. Con el paso del tiempo el objetivo cambia, no está ya en la cumbre sino en el valle donde comenzó la ascensión, en escuchar el misterio de los arroyos que descienden sonoros de la cumbre. El que no hace este recorrido pierde la relación de su curva vital psicológica, biológica y espiritual.