Existe un espacio interior de comunión con Dios. Cuando no sepamos como rezar hagamos silencio, entremos en nuestro propio corazón, bajemos a nuestro interior y permanezcamos tranquilamente en su presencia ¿Es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Esta verdad experimentada transformó profundamente la vida de oración de Teresa de Jesús.