A las tres de la tarde, en el Gólgota desde la perspectiva de la lógica formal, Cristo vive un completo fracaso, mientras que desde la óptica del amor es el momento del triunfo sobre la muerte y el mal. Por eso los sufrimientos físicos o psíquicos vistos desde el exterior sólo pueden ser una realidad de sufrimiento, pero vistos desde dentro, desde los ojos del amor de Dios, entran en una realidad muy diferente, en el horizonte de la resurrección.