El choque del sufrimiento hace vacilar las evidencias, las certezas fáciles y tranquilizantes de la religión. El combate de la fe es el combate de todo creyente que necesariamente pasa por la prueba, por el momento del silencio de Dios. Su ausencia es el borrador de todas las falsas imágenes de Dios que el hombre ha dibujado en su mente.