Hay momentos en la vida en los que la fuerza de la tentación y la sutileza de sus artimañas se manifiestan con fuerza, entonces todo el saber está confuso y el espíritu, que parecía tan firme, el conocimiento tan preciso o el pensamiento tan equilibrado, dejan paso a un océano de dudas. Entonces sólo una cosa puede ayudarnos a vencerlos: la humildad, en cuanto la agarras todo el poder del mal se desvanece.