Tendemos a instalarnos cómodamente en nuestras maneras de representarnos a Dios y nos tranquilizamos con unas cuantas certezas adquiridas, pero el Señor sabe que corremos el riesgo de quedarnos dormidos en un inmovilismo que nos hace abortos encerrados en un seno materno que tendría que haber dado vida. Por eso Dios se las ingenia para llevarnos a la soledad, la travesía por el desierto es una matriz en donde aprendemos a ser personas entregadas a las mismas pasiones que los demás pero al mismo tiempo expuestos a la potencia de la gracia de Dios.